Desde que he descubierto el sabor del boniato horneado tengo una ligera obsesión por él, tanto así, que voy todas las semanas al mercado central de Zaragoza a por ellos –si alguien sabe dónde más puedo encontrarlo que me lo diga!-. Su uso es muy variado, se puede emplear para hacer ensaladas -como en este caso-, pastelones, purés, como acompañamiento de carnes y hasta en repostería ¿no es maravilloso?!

Podríamos decir que en términos generales de uso es muy parecido al de la papa o patata, pero con diferencias importantes, sobre todo por su sabor dulce y en cuanto a valores nutricionales el boniato aporta más vitaminas y antioxidantes, además es muy bajo en grasa y ayuda a la digestión. Es un tubérculo muy consumido sobre todo en la época de invierno, que está por terminar, así que aprovecha para hacer alguna receta si todavía no la has hecho.

Para presentar esta ensalada vintage con boniato y aderezo de tahini he utilizado un plato verdaderamente vintage que perteneció a la abuela de David, y es una de esas reliquias con muchos años de historia que encuentra uno en la casa del pueblo de los abuelos. Sus cicatrices reflejan sus años de aventura en la cocina típica de Aragón, ¿cuantos ternascos y cuantas borrajas se habrán servido en él?…difícil saberlo. Lo que si podemos asegurar es que esta pieza ha cobrado vida nueva y seguramente la verán en otras entradas, al igual que a nuestro invitado estrella de hoy -el boniato-, así que no lo pierdan de vista.

He utilizado una mezcla de hojas de rúcula y canónigos, boniato, aguacate, semillas de calabaza, nueces y bayas de goji -las rojitas-. Las bayas de goji son ricas en vitaminas, antioxidantes, carotenos, refuerzan el sistema inmunitario y ayuda a reducir los niveles de colesterol, tomandolo en su justa medida sin abusar. Se pueden comprar en el mercado central de Zaragoza.

Lo ideal para cualquier ensalada de este tipo es hacer el boniato al horno, aunque se podría cocer en agua, el sabor y la textura no es la misma. Por eso esta mi forma favorita.

El tahini, es una pasta que se hace a partir de semillas de sésamo o ajonjolí, se pueden comprar en tiendas especializadas y en algunos supermercados. Este aderezo hecho con tahini es sencillamente exquisito, aporta cremosidad y un sabor particular.