Durante años el calabacín había sido un gran ignorado en mi alimentación. Y no precisamente porque no me gustara, sino porque no era particularmente empleado en la cocina de casa de mis padres. Algo que valoro desde que he empezado a cocinar es probar, experimentar y combinar ingredientes tan cotidianos como este que nos acompaña hoy.

Esta receta de calabacín salteado con semillas de girasol es tan fácil de hacer que prácticamente no necesitaríamos receta, el secreto está en las hierbas que he agreagado y las semillas tostadas crujientes. Lo que he hecho es una especie de pesto a cuchillo, con albahaca, ajo, menta y un toque de vinagre balsámico para darle un punto de sabor. Así que, si tienes calabacines en casa y no sabías que hacer con ellos, ésta es una buena opción para prepararlos.

Empezaremos por lavar, secar y cortar los calabacines en rodajas no muy finas, lo llevaremos a una sarten con una cucharada de aceite de oliva -no agregar sal todavía- y dejaremos dorar dàndoles la vuelta de vez en cuando para que se hagan de igual manera por ambos lados.

Mientras se hace el calabacín, pica bien las hojas de albahaca, menta y el ajo, y reserva. Cuando los calabacines estén listos incorpora a la sarten las hierbas picadas con el ajo, el vinagre balsàmico y déjalas un par de minutos a fuego medio. Cuando lo sirvas agrega por encima las semillas de girasol previamente tostadas en una sarten.