Almidón resistente
La mayor fuente de carbohidratos en la dieta del ser humano es la que se obtiene del almidón.
De acuerdo al tipo se digiere mas o menos rápido, de absorción lenta o rápida, también existe un tipo de almidón que llega de forma intacta al intestino, que se resiste a la digestión y es el que conocemos como almidón resistente, nuestras enzimas digestivas no son capaces de actuar sobre este tipo de almidón.
Las que sí son capaces de digerir este almidón son las bacterias alojadas en nuestra microbiota que lo descomponen en distintas sustancias entre ellas los ácidos grasos de cadena corta (AGCC) como el butirato, propionato y acetato.
Los beneficios de incluirlo en la dieta se traducen en:
•Mejora de la sensibilidad a la insulina y regulación de glucemia
•Regula la composición de la microbiota
•Mejora el metabolismo lipídico
•Efecto saciante
•Alimento para nuestra microbiota
Esta presente en las semillas y frutos secos, cereales como la avena y el arroz, legumbres como las lentejas, alubias y guisantes, tubérculos, en la fécula de patata, almidón de yuca, harina de plátano verde.
Ciertos alimentos requieren del cocinado para poder ser liberado, en concreto en la patata, arroz y boniato que surge por retrogradación, tras su cocinado y posterior enfriamiento.
La retrogradación del almidón hace referencia a un proceso en el que los gránulos del almidón se retraen tras la pérdida de agua cambiando su composición y formando este tipo de almidón.
El almidón resistente aporta menos energía por lo que puede ser un recurso para disminuir calorías si es lo que se busca, en caso de deportista donde muchas veces lo que se busca es precisamente aportar mas energía y rendimiento no debería ser la primera opción.
Un consumo habitual de alimentos que lo contengan es una buena opción para incluir en nuestra alimentación.
No dejes de pasar por estas recetas con alimentos ricos en almidón resistente:
Mini pie de batata o boniato, Patatas crujientes, Arroz con bacalao