Al igual que otras semanas ésta no prometía muchas novedades. Mi rutina parecía ser la misma de siempre -entre otras cosas-, dosis de sudor y movimiento a primera hora, ir a la oficina, tomar mis clases de natación -lo sigo intentando con los compañeros de grandes espaldas-, ir al super y leer etiquetas de sin gluten, llegar a casa y preparar algunas recetas veraniegas. Sin muchas expectativas de que quería hacer realmente y con algunas ideas sueltas decidí esperar al fin de semana para tomar algunas decisiones de compra y preparación.

…De repente, como cuando el día más soleado llueve, empezaron a llegarme regalos, uno detrás de otro, de diferentes tamaños y colores, los primeros en llegar fueron los pequeños de color rubí, luego los naranjas de piel de terciopelo y los amarillos que llegaron de último, todos brillantes y coloridos en sus cajas nuevas.

Se preguntarán que eran todos aquellos regalos que tanto aprecio y que tanta alegría me habían dado…

Pues no eran nada más y nada menos que cajas y cajas de deliciosa fruta fresca, cajas de melocotones, cajas de cerezas, cajas de albaricoques, todos de una calidad que pocas veces he visto.

Así que, con tanta fruta y siendo época de verano pensaran que era perfecto haber recibido tantas, salvo por un pequeño detalle, y esta es la mejor parte: en casa no comemos melocotones ni demás miembros de esta familia! así como las manzanas y los kiwis nunca faltan, el melocotón es una de esas que ignoramos completamente. No quedaba de otra, había llegado el momento de probar y experimentar.

Y comencé a organizar y preparar una serie de recetas con esta fruta que, existe desde hace siglos, que nació en china -donde es símbolo de longevidad- y se expandió por todo el mundo, que es conocida por su riqueza en carotenos, en vitaminas y por sus usos medicinales pueden ayudar a combatir y prevenir enfermedades. Le doy la bienvenida no sólo en el blog, sino a nuestra casa, al protagonista de la semana El Melocotón!

La primera receta que he querido preparar es una para el nivel de iniciación y principiantes en el mundo del melocotón, quería que estuviera presente en la receta aportando sabor y olor pero sin llegar a tener el protagonismo total y absoluto. Y recordé aquel día, aquel día en que ofrecí en casa un té frío a mi amiga Bea, que con toda ilusión me preguntó ¿lo has hecho tú?… si me hubiera imaginado lo sencillo y fácil que era de preparar no habría dudado un segundo en hacerlo yo misma, tristemente no, no lo había hecho yo. Gracias a aquella pregunta aprecio cada vez más las cosas que puedo hacer yo misma, y gracias a aquella pregunta podemos decir que !!!ya tenemos la bebida oficial del verano!!!

Para elegir el tipo de té, me asesoré primero con una experta, nuestra querida prima Laura, su amplia cultura en el mundo de las teteras y los tés la hace ganar todo mi respecto. Me explicó que para combinar con el melocotón le parecía ideal usar un té negro tipo earl grey, por su sabor cítrico-afrutado.

El resultado ha sido fenomenal! Nos hemos bebido la jarra completa en un fin de semana particularmente caluroso, que no hemos compartido ni con Bea ni con Laura, las inspiradoras de esta receta. Me parece que estoy en deuda con ellas para la próxima visita.

En fín, que para preparar el té frío con melocotón y menta, la preparación es tan sencilla como hacer el té siguiendo las instrucciones del empaque, dejándolo enfriar y agregar los ingredientes que queremos para servir con hielo y disfrutar. Se pueden usar otros tipos de té y combinar con otras frutas por supuesto. Pero este es sin duda uno que debes probar.

Existen también opciones de té sin teína del tipo earl gray lo cual es genial si decidmos hacer de esta bebida una costumbre en los días calurosos o si queremos dar a los más pequeños de la casa.

Te Frío con Melocotón y Menta, una bebida que no faltará en nuestra casa durante estos meses de verano, espero que en la tuya tampoco!